Borja Mendoza
Mi pasión por la cocina empezó de niño, ayudando a mi abuela a hacer postres y platos tradicionales. Ella fue quien me inspiró para llegar hasta donde estoy ahora.
Siempre he estado unido al mundo culinario, formándome y participando en concursos, a la vez que viajaba para conocer otras culturas gastronómicas. Así he ido adquiriendo experiencia en el sector, moviéndome por la pasión y mi dedicación completa.
Defino mi cocina como moderna y elegante, pero a la vez atrevida. Comparto platos pintorescos con diversas texturas y pequeños detalles originales, siempre con un acabado refinado.
Crear mi propio proyecto siempre ha sido mi gran sueño y objetivo en mi carrera profesional. Por esta razón, Boraz se vuelve tan especial para mí como para las personas con las que comparto este camino.
Ronnie Evangelista
“El gusto por comer, la pasión por la cocina y experimentar con todo tipo de alimentos fue lo que me hizo dar cuenta que quería dedicar mi vida a ser cocinero.”
Recuerdo de pequeño pasar horas cocinando junto a mi madre en el restaurante que regentaba en Batangas, la ciudad donde nací. Preparábamos platos sencillos que gustaban mucho a los clientes. La curiosidad por innovar y aprender me llevo a querer dedicarme a esta profesión.
Cuando llegué a Barcelona, me costó introducirme en el mundo culinario, pero poco a poco me fui integrando, trabajando en diferentes restaurantes, conociendo la cocina tradicional y aprendiendo diversas técnicas.
A día de hoy, la cocina se ha convertido en algo más que un trabajo, me dedico al completo no solo como profesión sino porque también es en lo que más disfruto.
En Boraz, Borja como chef me ha abierto a un mundo lleno de nuevas experiencias. Y ahora, comparto su aspiración por crecer.
Joaquim Abril
“Me llamo Joaquim y seré vuestro camarero en Boraz.”
Así es como me gusta recibir a nuestros invitados. Porque una buena presentación siempre acompaña un buen servicio.
Mi pasión por la gastronomía entendida como el arte de comer y beber bien, viene de mi lugar de origen, l’Aldea, un pequeño pueblo situado en el corazón del Delta del Ebro.
Desde pequeño en mi familia siempre nos han educado a la hora de comer. Mi abuelo por parte de madre, campesino de profesión, nos enseñó a valorar el producto de cercanía, las verduras salidas del huerto y la fruta de temporada recién recogida, siempre recordando la importancia de una alimentación sana basada en productos de calidad.
A nivel culinario, siempre he considerado a mi abuela paterna una referencia, quién durante muchos años ha sido la cocinera del restaurante que mi familia regenta.
Su cocina clásica y platos tradicionales despertaron mi interés por la cocina y todo lo que envuelve al sector.